jueves, 14 de agosto de 2008

Pacios da Serra

En los montes de Lugo, allá donde las carreteras terminan y sólo caminos estrechos van surcando la montaña cerrada, algunas pequeñas alquerías subsisten, conservando aquello que fue la vida cuando transcurre lenta, oculta y apartada.

Desde lejos, cuando te vas acercando curva tras curva del camino, observas que la pequeña aldea queda mimetizada entre las rocas y árboles que forman la montaña.

Si nos fijamos bien, la veremos casi colgada en la pendiente de la sierra, entre los castaños, apenas formando un pequeño claro.

Sus calles son empinadas, estrechas y los grandes aleros de los tejados, casi las cubren de lado a lado.

Así se construía para que los carros y los animales, pudieran estar en la puerta de casa protegidos de la abundante nieve que cae en los inviernos.

Las casas, hechas de piedra y barro, aprovechan la forma de la montaña rocosa para que esta sea sus cimientos. Se elevan sobre las rocas que muchas veces ni siquiera dentro de las casas están allanadas del todo, sino que permanecen formando el tosco suelo o las paredes llenas de salientes y entrantes.


La parte baja de la casa, es usada para que los animales estén recogidos: vacas, algún caballo asturcón, o un pequeño pero resistente burro zamorano, son los animales habituales.
Por fuera, pegado a la pared de la entrada, una pequeña chisquera para tener un cerdo de cría que la matanza es una ayuda esencial para subsistir en
invierno. Y encima de la pequeña chisquera, un gallinero igualmente minúsculo donde las gallinas estan resguardadas y protegidas de las alimañas que por la noche llegan hasta las casas a buscar comida.

Las casas tienen pocas y pequeñas ventanas. No sólo porque el frío en el invierno es brutal y se cuela por todos los sitios, sino porque aquí se vive para adentro.

Ahora, sólo algunos vecinos continúan viviendo en la aldea: Manuel, tan mayor que no sabría caminar por otros caminos que no fueran estos.

Cuenta sin parar...y canta canciones de fiestas antiguas, canciones de fiestas que pervivido al tiempo:

…"moro era quien la llevaba, moro de la morería.... "vente conmigo morera que tengo para darte rosas, vente conmigo ... te enseñaré ricas cosas…"
Romances, chanzas que se cantaban entre los mozos cuando llegaba la feria. Han pasado 60 años desde aquel tiempo en que fue mozo…pero se le encienden los ojillos cuando canta a trozos de son a son.

Cuando voy llevo galletitas dulces y se las regalo a Elena. Su casa es una de las que mejor representa esta forma de construcción popular tan arraigada en estos lugares:
Animales en la zona de abajo, cocina y dormitorios en la parte de arriba, corredor al sol para secar los pimientos , el maíz, la hierba...

Desde fuera parece lo que es: un lugar donde la vida nunca fue fácil.

Donde el silencio lleva y trae dureza y esfuerzo.

Donde el carácter está impregnado de temores por las ánimas sueltas que vagan atrapadas por las veredas de la ladera, incapaces de encontrar una salida.


Miras para atrás y no ves nada, sólo la montaña…

Quizás sea eso: la nada, lo tiene todo cubierto.

En medio de ella está Pacios da serra.

9 comentarios:

zeltia dijo...

Vaya preciosidad de pueblo. Si la rehabilitaran como por ejemplo hicieron con Peñalba de Santiago, Castrillo de los Polvázares, Couso en Orense, Pedrafita do Cebreiro...sin duda tendría muchos visitantes. Felicidades Celeste por ayudarnos a descubrir este sitio tan maravilloso.

Celeste dijo...

Gracias niña!
Como yo siempre digo: es precioso compartir! Me alegro que te guste mi trabajo.

Gracias, por pasar y por tus palabras.

Celeste dijo...

Mari Carmen, es un honor para mi recibir todo ese cariño. Gracias.
Que bonito es poder continuar en contacto.
Todos los lugares que describo, son una invitación a recorrerlos...puedo hacerte de guia, cuenta con ello.

Anónimo dijo...

El señor de la foto se llama Antonio y no Manuel. Te lo digo por que parece que estás hablando de la persona de la foto con el comentario que has puesto debajo.

Celeste dijo...

Sí, lo sé, pero no quise poner su nombre. Digamos que representa a muchos igual que él con la mismas vivencias y formas de existir. Expreso en él una filosofia de vida sencilla y riquísima que siempre atrapa por la cantidad de cosas que tranmite y lo auténtico de su personalidad.
Es una persona entrañable con la que siempre te sientes agusto pasando un rato. Las últimas veces que fui al pueblo, no le vi. Pero su recuerdo siemrpe es hermoso.

Gracias por pasar y por tu comentario.

ARZA dijo...

En ese pueblo me trajo mi madre al mundo, hace 65 años. entonces no había luz eléctrica, ni agua corriente, ni se podía llegar en coche.Había Iglesia y la escuela vino mas tarde.
La juventud se divertía como podía, algunos Domingos organizaban baile, al son de una gaita, (había un gaitero). Julio se llamaba.
El trabajo era árduo, se dedicaban a la agricultura y pastoreo, para poder ir sobremalviviendo, transpòrtando a cuestas los productos del campo y los forrajes de algunos sitios que no entraban ni las caballerías, por lo angosto de los senderos. En carro solo algunos.
Allí viví hasta los 12 años, trabajando casi desde que empecé a andar, mis primeros cometidos fueron, el pastoreo de cerdos, por los "soutos de castaños", luego fueron las vacas y el campo, la escuela cuando las otras tareas lo permitían. "Había prioridades".
Aún recuerdo los atardeceres cuando regresaban los mozos de los campos,despues del trabajo, cantando por aquellos caminos. Entonces se carecía de casi todo menos de alegría.
Vaya un saludo para los que todavía allí viven y para Antonio, el de la foto, que ya debe ser centenario.

Celeste dijo...

Querido Arza, tu testimonio sale desde el corazón que conoce esas piedras, esos caminos, esos bosques dónde todo es silencio y nada. Sólo bello cuando se ve desde fuera, así es Pacios...gracias por tus palabras. Gracias por hacer que esto sea algo vivo y lleno de recuerdos auténticos. Un abrazo grande y todo mi respeto.

ARZA dijo...

Muchas gracias Celeste por tus palabras de agradecimiento. Muchas historias podría contar ocurridas en esas tierras , tierras que ya no existen mas que en el recuerdo, pues han sido engullidas por la voracidad de las máquinas. Todo en pro del progreso, de la especulación.

Un cordial saludo.

Briana dijo...

Querida Celeste, me ha emocionado encontrar el pueblo de mis antepasados por aquí y ver esas fotos. Arza, lo mismo conociste a mi padre de joven, tenéis casi la misma edad. Ojalá pudieras contarme más cosas.
Un abrazo.